Preámbulo:
―¡Oye, Becca! ¿Sabías que aún después de muerta tu cerebro sigue trabajando por ocho minutos?―me preguntó Liam aparentemente entusiasmado.
―No, no lo sabía. ¿De dónde sacaste eso?
―Creo que lo vi en una película, pero no recuerdo cuál―siguió comiendo Cheetos con desenfado.
―Da igual, ¿y eso a qué viene al caso?
―Que ya no tengo remedio. Estoy jodidamente enamorado de ti. Podría apostar que cuando llegue mi hora, y sé que llegará; usaré esos ocho minutos de conciencia para pensar en ti.
Chicos/as este libro lo estoy leyendo y lo amo si quieres que te lo envíe, deja tu correo , Gmail ect
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